Dicen que la comunicación es la base de las relaciones humanas, pues esta nos permite transmitir información, influir en los demás o expresar nuestras emociones y sentimientos; así como construir, fortalecer, intercambiar e, incluso, cerrar vínculos interpersonales cuando es necesario.
Sin embargo, algunas situaciones o temas dificultan una comunicación positiva, como los relacionados con la defensa de los derechos humanos. Pero esto no significa que, como comunidades de fe, debamos dejar que sensaciones como el miedo o la desesperanza impidan un diálogo que favorezca la aceptación de distintos puntos de vista en aras de construir una mejor sociedad.
Esperanza: la base para mejorar la relación con los demás
Vivimos en una época en la que el afán parece arrasar con lo importante: cimentar la comunicación en valores que fomenten el diálogo entre personas con ideas opuestas. Para ello, es necesario entender que tratar temas con los que no estamos de acuerdo no debe ser motivo de separación o disgusto.
Para lograrlo, te compartimos cinco herramientas que te ayudarán a afrontar puntos de vista contrarios.
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Haz que la confianza sea la base del diálogo
Reconoce a la otra persona como alguien con opiniones importantes. Trata de dejar de lado los prejuicios y piensa que, al igual que tú, también basa sus argumentos en sus emociones.
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Infórmate
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Enfócate en la escucha y deja a un lado la rivalidad
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Ten en cuenta que dialogar no significa dar la razón
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Trata de encontrar puntos en común
No siempre se terminan las diferencias desde el diálogo, pero es importante tratar de llegar a acuerdos para construir una sana convivencia.
Pequeños cambios, grandes resultados
Para cambiar la forma en que nos comunicamos es importante comenzar por nosotros mismos.
Tal y como lo propone el estratega de comunicación, Thomas Coombes, en su guía para la comunicación basada en la esperanza, existen una serie de acciones aplicables a cualquier aspecto de la vida y que fomentan un estado de ánimo optimista como estrategia intrínseca para resolver cualquier diferencia.
- Habla de soluciones y no de problemas.
- Resalta lo que apoyas, no a lo que te opones.
- Construye espacios propicios para las oportunidades.
En ese sentido, adoptar la esperanza como principio de comunicación implica validar los diferentes puntos de vista sin renunciar a las opiniones propias. Ten en cuenta que el diálogo es un proceso de tolerancia y escucha activa en el que no hay lugar para los conflictos. Con estas recomendaciones estarás más cerca de lograr una comunicación en la que todas las opiniones importan.